sábado, 2 de febrero de 2013

¿ES TODO COMO PARECE?


El 13 de enero de 1993 tuvo lugar en el Carnegie Conference Center, en Washington, un congreso a puerta cerrada al asistieron algunos ministros de economía (por parte de España, Carlos Solchaga), presidentes de Bancos Centrales, directivos del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI), profesores de Harvard, etc. Un economista de mucho prestigio que había trabajado en el Banco Mundial, John Williamson, propuso una hipótesis: tras comprobar que históricamente las medidas de libre mercado (privatizaciones de empresas y servicios públicos, liberalización comercial, reducción del gasto social, etc.) se aplicaban con más facilidad y menos oposición cuando un país se sumía en una grave crisis (una guerra, un proceso de hiperinflación, un golpe de estado...), Williamson se preguntaba si no sería conveniente provocar en algunos países alguna crisis artificial (una “pseudocrisis” la llamaba él) para que aceptaran la libertad económica absoluta. Su expresión exacta fue: "es necesario que nos preguntemos si no sería razonable provocar una crisis deliberadamente con el fin de apartar los escollos que obstaculizan ciertas reformas”. Veamos algunos acontemientos que han ocurrido después de aquella reunión a puerta cerrada.

HECHO 1
    Ese mismo año, en Canadá, los medios comenzaron a hacerse eco de un gravísimo problema de financiación que achacaban al exceso de gasto social; se trataba de una crisis de deuda y de un excesivo déficit público. Para luchar contra esa crisis de deuda se proponía reducir dichos gastos sociales. Un tiempo después, se descubrió que ciertas empresas y bancos canadienses presionaron para exagerar la crisis (el pánico sobre el problema de la deuda, según descubrió la investigadora Linda McQuaig, fue meticulosamente diseñado por diversos think-tanks, especialmente el C. D. Howe Institute y el Fraser Institute, de tendencia ultraliberal y seguidores de las doctrinas de Milton Friedman y la Escuela de Chicago). Se llegó incluso a presionar a alguna agencia de calificación para que rebajara la posición que otorgaba al país quitándole la triple A. Se trataba de crear una sensación de miedo y desazón entre los ciudadanos, para que aceptaran mejor los recortes sociales. El problema es que todo esto se descubrió cuando ya se habían hecho los recortes, que quedaban garantizados por ley (como la reforma constitucional española).

HECHO 2
   En plena burbuja inmobiliaria en España, diversos cargos del gobierno hacen unas declaraciones que hoy parecen, cuando menos, temerarias:
  • Luis de Guindos, secretario de Estado de Economía, en 2003, en ABC: "No hay burbuja inmobiliaria".
  • Rodrigo Rato, vicepresidente del gobierno, en 2003: "España no sufrirá una caída abrupta de los precios de la vivienda"; “nadie puede pensar sensatamente que existe una burbuja inmobiliaria en España”.
  • Cristobal Montoro, ministro de Hacienda, en 10-10-2002, en ABC: "Es bueno que las familias españolas se endeuden en la vivienda", rectificando al gobernador del Banco de España.
    Poco después, inspectores del Banco de España escriben una carta al ministro de economía del nuevo gobierno, Pedro Solbes, vaticinando una grave crisis bancaria por el endeudamiento causado por la burbuja inmobiliaria (el enlace está en otra entrada, más abajo). No se hizo nada.
    ¿Será todo esto una coincidencia con la idea de Williamson de crear una “pseudocrisis”?. ¿Tendrá todo esto que ver con el hecho de que ciertos personajes de mucho peso de aquellos años sigan ocupando cargos económicos relevantes a pesar de los cambios de gobierno? Recordemos lo siguiente:

HECHO 3
  • Luis de Guindos, secretario de Estado de Economía hace casi 10 años, y hoy ministro de economía; entre tanto, delegado en Europa de Lehman Brothers durante los años de las hipotecas basura.
  • Cristobal Montoro, ministro de Hacienda hace unos 10 años, y hoy ocupando el mismo cargo.
  • Rodrigo Rato: hasta hace poco ha dirigido Bankia, el banco con el mayor agujero financiero en estos años; dirigió el FMI cuando se estaba gestando la burbuja financiera en el mundo; la propia institución ha hecho una dura autocrítica de lo que se hizo durante su mandato: desoír las señales de alerta, recomendar al mundo que se aplicaran las medidas financieras que se hacían en EEUU, etc..
  • El republicano Ben Bernanke, que dirigía la Reserva del Tesoro con George W. Bush (en los años de las hipotecas basura), y aún lo hace con Obama.
  • Larry Summers, que trabajó en el BM (fue cuando elaboró un informe con esta frase: "Creo que la lógica económica detrás del vertido de una carga de basura tóxica en el país de menor salario es impecable, y debemos hacernos cargo de eso. [...] Siempre he pensado que los países menos poblados de África están en gran medida subcontaminados”. Más tarde fue Secretario del Tesoro con Clinton, y director del Consejo Nacional de Economía con Obama.
  • Mario Monti: dirigió dos think tanks de orientación neoliberal (Brueghel y la Comisión Trilateral); asesoró a Goldman Sachs en el tiempo en que esta agencia falseó las cuentas de Grecia para que entrara en el euro; y hoy es primer ministro italiano, sin paso previo por las urnas.
  • Mario Draghi, directivo del BM primero, y después vicepresidente para Europa de Goldman Sachs también durante la etapa de amaño de las cuentas griegas, y gran defensor de las privatizaciones a gran escala; hoy es presidente del Banco Central Europeo.
   Sigamos con lo de las crisis provocadas. La misma idea de Williamson dejó caer Michael Bruno, del Banco Mundial, en un congreso en Túnez, en 1995, cuyas actas fueron publicadas más tarde. Bruno pedía incluso que la ayuda internacional se cortara a los países en crisis para que su situación empeorase y así pudieran hacerse las reformas más rápidamente.

HECHO 4
 Por esas mismas fechas, economistas del FMI denunciaron que esta institución falseaba las cuentas de ciertos países para que los inversores se asustaran y cortaran el crédito (llegó a hacerse una obra de teatro satírica sobre esto). Esto hundía a esos países en una crisis que los obligaba a pedir ayuda al FMI, situación que aprovechaba este para imponer sus duros planes de ajuste (despidos de funcionarios, eliminación de subvenciones y del control de precios, privatizaciones, liberalización, etc.).
¿Será por eso por lo que las autoridades europeas han estado durante tantos meses sin actuar con decisión, y dejando que la prima de riesgo de los países del sur, incluida España, se mantuviera tan alta?
¿Ha ocurrido antes? Sigamos.

HECHO 5
Hasta 1996, la situación económica de los “tigres asiáticos” era buena (superávit, gran capacidad productiva y exportadora). Su éxito se basaba en una economía mixta en que se protegía la producción nacional y se mantenían las empresas en manos del Estado o de inversores nacionales, pero nunca en manos extranjeras. Y eso no gustaba al “mercado”. Pero se extendió el rumor de que Tailandia carecía de dólares para respaldar su moneda. Los inversores, que invierten por paquetes en varios países a la vez, retiraron aceleradamente su dinero (la globalización), y el sureste de Asia se hundió. Nadie sabía muy bien qué había pasado. Y nadie prestó ayuda inmediata a la zona. Influyentes personajes e instituciones pidieron incluso que no se ayudara (Milton Friedman, el FMI, etc.). Cuando esos países llegaron lo suficientemente profundo, llegó la ayuda ya desesperada, a cambio de la liberalización financiera, el fin del proteccionismo, la venta de empresas a compañías extranjeras, la reducción de subvenciones y gasto social, la flexibilización laboral, la privatización de servicios básicos, etc. El resultado fue que en un par de años había 20 millones más de pobres y 24 millones más de parados.
   La Oficina de Evaluación Independiente del FMI dijo sobre los ajustes que fueron “desacertados”, “más amplios de los aparentemente necesarios” y “no cruciales para la resolución de la crisis”. El informe solo fue publicado cinco años después de su redacción.
   Desde otro punto de vista, la crisis asiática permitió que buena parte de las grandes compañías coreanas, indonesias, filipinas o tailandesas pasaran a manos de multinacionales occidentales a precios de saldo.

CONCLUSIÓN
   ¿Qué está ocurriendo? ¿Sabemos realmente lo que hay tras la crisis? ¿Por qué son siempre los mismos personajes los que aparecen? ¿Y por qué las soluciones van siempre en la misma dirección?
   Es muy curioso que la teoría económica que nos ha traído hasta aquí, a este precipicio, sea precisamente la que está aprovechando para extenderse e, incluso, para perpetuarse vía reforma constitucional. Creo que han ganado, y por mucho tiempo. A no ser que...

1 comentario:

  1. Parece que la teoría de la conspiración es coherente, como mínimo. Yo, de todas formas, no acabo de creérmela. Lo que sí puede ocurrir (de hecho, estoy convencido) es que estos gobiernos actuales han decidido rebajar el coste de producción para hacer la economía más competitiva, y reducir el papel del Estado para que sea el propio mercado el que nos proporcione lo que antes nos daba él, lo cual es otra forma de incrementar las cifras macroeconómicas. Y piensan que para competir con los países emergentes, hay que bajar el nivel de vida y los salarios a la altura de esos países. Es decir, creo que estos políticos actúan por convicciones ideológicas, y no por sus amiguetes. Pretenden hacer más fuerte la economía, y si esto conlleva que la gente viva peor, pues se siente. El problema es, por tanto, la ideología.
    Saludos

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