sábado, 2 de febrero de 2013

El modelo económico español

   He aquí una explicación coherente de la dirección que los políticos han dado a la economía española desde hace tiempo. 
   De todos es sabido que la economía española se ha sustentado en el ladrillo. Ha habido una obsesión en la clase política española por construir de todo y en cualquier sitio. Y esto ha ocurrido tanto con el gobierno nacional como con las administraciones autonómicas y los ayuntamientos. Veamos algunos datos: 
   La construcción del AVE ha supuesto para España 46.000 millones de euros. A eso hay que añadir un mantenimiento anual por encima de los 400 millones. Tras China, somos el país con más kilómetros de vías de alta velocidad, doblando las cifras de Francia (que es más extensa que España) y triplicando las de Alemania. Los expertos dicen que para justificar sus costes, un recorrido debe tener una demanda de entre 6,5 y 8 millones de pasajeros al año y ninguno de los corredores españoles cumple ese requisito. 
  Para este año, el AVE se llevará 3.000 millones de €, más que Educación. La última línea abierta, Barcelona-Figueres, de 131 km., ha costado 3.700 millones de €, casi lo mismo que el presupuesto de Sanidad para 2013.  
   Todos conocemos los casos de líneas de AVE finalmente cerradas, de estaciones de presupuesto millonario que transitan solo 15 personas cada día, etc. Pero quizá no conozcáis que el Tribunal Europeo ha multado a España con 33,6 millones de € por irregularidades en la adjudicación de obras del AVE.
   Y todos conocemos también casos de urbanizaciones ilegales o de miles de viviendas en pueblos de solo unos pocos cientos o decenas de personas, recalificaciones sospechosas, vínculos familiares,  etc. La prensa se ha hecho eco de estos asuntos casi a diario en los últimos años.
   Ahora mismo hay más de 300 políticos españoles imputados por corrupción, la mayoría de las veces por comisiones de empresarios vinculados a la construcción, por concesiones de obras, etc. 
   En conclusión, todo parece indicar que ha habido una fijación por construir a toda costa, y el objetivo no parece ser lo de crear trabajo, mejorar infraestructuras, acabar con deficiencias... El objetivo parece, simplemente, llenar los bolsillos (particulares y de los partidos). Tal vez ahora veáis con nuevos ojos las declaraciones de nuestros ínclitos:
  • Luis de Guindos, secretario de Estado de Economía, en 2003, en ABC: "No hay burbuja inmobiliaria".
  • Rodrigo Rato, vicepresidente del gobierno, en 2003: "España no sufrirá una caída abrupta de los precios de la vivienda"; “nadie puede pensar sensatamente que existe una burbuja inmobiliaria en España”.
  • Cristobal Montoro, ministro de Hacienda, en 10-10-2002, en ABC: "Es bueno que las familias españolas se endeuden en la vivienda", rectificando al gobernador del Banco de España.
     
    ¿No es coherente?

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